Gerardo Díaz: TESTIMONIO DE UN SOBREVIVIENTE DEL ATENTADO DINAMITERO A FENASTRAS EL 31 DE OCTUBRE DE 1989
“No fue ningún partido marxista leninista el que me llevó a la lucha, lo que me llevó fue esa pobreza con la que me crié igual Febe… ¡ay! esa compañera que tenía la capacidad de retomar las manifestaciones de los trabajadores para sentarse en cualquier mesa de negociación y decirle sus cosas a cualquier abogado negrero…
“Esto es lo que está haciendo Cristiani, esto es lo que está haciendo en contra del pueblo salvadoreño, a todos les suplico que se organicen, de otra manera aquí no hay alternativa de exigir una paz con justicia social. El diálogo, la negociación es necesario pedirla, exigirla, pero no solamente de boca, sino también organizándonos, empujando, diciendo basta ya, basta ya, basta ya de tanta injusticia….” De pie sobre una ambulancia, con su rostro manando sangre y con voz carrasposa e iracunda el compañero Gerardo Díaz denunciaba así, el atentado dinamitero recién realizado a la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños ( FENASTRAS).
Con una condición física bastante deplorable producto de la sobrevivencia al atentado y escoltado por socorristas, la rabia, podía más que la necesidad de asistencia sanitaria. Veinte años después de ésta masacre, acompañado de varios compañeros a la hora de contemplar por primera vez el video del hecho, asegura entre lágrimas, apenas recordar las escenas descritas, así como el discurso de su colérica denuncia y que ahora forman parte de la memoria colectiva de nuestro país.
De hablar sencillo totalmente atípico de los revolucionarios de esa época, empieza a rememorar su vida, que de niño a la edad de doce años le exigió vender periódicos para poder sobrevivir junto a su madre, quien vendía “pan dulce” en un mercado de la capital, luego aprendería el oficio de zapatero alistador, condiciones que posteriormente le alistarían y le marcarían su destino. Es cuando llega a la Universidad que a través de los altoparlantes lo empiezan invitar a incorporarse al proceso revolucionario que imperaba ya en el país. Trabajando en la “Policlínica Salvadoreña” cumple su primera tarea, la cual, consistió en formar el sindicato de la misma, que luego afiliarían a FENASTRAS, federación en la que desempeñó muchos cargos hasta llegar a ser secretario general.
Exiliado forzadamente en Australia, país donde reside actualmente, vuelve hoy a su tierra natal, después de sortear una serie de inconvenientes, a reunirse con nuevos y viejos compañeros a contar lo que no se supo, a recordar a los mártires, nuestros mártires, a contar y recontar la historia a las nuevas generaciones con el objetivo claro de no volver a repetir lo ocurrido, a saborear lo que no pudo en su momento, gritar a los cuatro vientos a través de los medios de comunicación privados pero sobretodo los estatales en los que siempre se les negó cualquier participación, que los asesinos de nuestros compañeros mártires todavía andan libres, que se pasean como “Pedro por su casa” y en los últimos días amenazaron con hacer “ARDER TROYA” en El Salvador. Esos a quienes él califica de monstruos y que momentáneamente el pueblo amarró luego de las elecciones, pero que siguen teniendo el poder económico a través de estructuras, que ellos mismos construyeron, les permiten seguir siendo los privilegiados de siempre. “No fue ningún partido marxista leninista el que me llevó a la lucha, lo que me llevó fue esa pobreza con la que me crié igual Febe… ¡ay! esa compañera que tenía la capacidad de retomar las manifestaciones de los trabajadores para sentarse en cualquier mesa de negociación y decirle sus cosas a cualquier abogado negrero…Febe era una mujer especial entre las mujeres , así como se paraba enfrente de un patrón ingrato, también se paraba enfrente de cualquier compañero que se desviaba en la atención a su compañera y le llamaba la atención, por eso todos la quisimos, la respetamos y ahora la añoramos.
La mejor forma de recordar a los compañeros mártires es imitando su valor, su fuerza es retomando todas esas expresiones de lucha, la mejor forma de recordarlos es llevando nuestras luchas de la manera mas clara posible, más transparente posible, los compañeros que dirigen actualmente el movimiento sindical tienen que retomar ese trabajo.”